Descubren y estudian al Sócrates discípulo

Óliver Zazueta 

Definiendo la paradoja del pensador griego Sócrates como fundamental y constitutiva para la filosofía, y su figura como discípulo más que como maestro, Pedro Antonio Reyes Linares, SJ, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades (DFyH) del ITESO, impartió la conferencia magistral “La experiencia socrática en la filosofía y el descubrimiento de la subjetividad radical de la experiencia” como parte de la Primera Jornada de Enseñanza y Didáctica de la Filosofía. 

Doctor en Filosofía por la Universidad de Comillas, licenciado en Filosofía y Ciencias Sociales por el ITESO y en Ciencias Teológicas por la Ibero CDMX, Reyes Linares, quien imparte las asignaturas de “Historia de la filosofía”, “Metafísica”, “Filosofía de la inteligencia” y el seminario de autor, consideró que pensar en la enseñanza de la filosofía remite a la experiencia griega y a Sócrates en el sentido de la búsqueda de la areté –la excelencia en sí– como pauta para saber si realmente dominamos las otras disciplinas en las que nos consideramos expertos. 

En la charla el académico hizo referencias a diálogos clásicos de Platón como el Protágoras o Lysis (diálogo sobre la amistad), o el poema de Parménides, todos vitales para ejemplificar la lógica del buscador y el camino del discernimiento al cual se apegó Sócrates en su vida. 

“Es la filosofía de Sócrates una encarnación, un ejercicio, una práctica constante de fidelidad en medio de lo cambiante, al derecho inalienable e inmutable de algún tipo de conexión divina o natural, con lo que tiene un valor eterno y que traducimos con los nombres de lo bello, lo bueno o lo verdadero”, expresó Reyes Linares. 

“La vida de Sócrates no es la de un maestro, sino la de un discípulo, un seguidor de la enseñanza, uno que ocupa y quiere ocupar el lugar de ese joven arrebatado, no por deseo propio, sino por el deseo de la diosa de hacerse escuchar y proponer al que lo escuchaba el horizonte del examen propio como modo de vida. Lo que me ha seducido de Sócrates es que manifiesta esa paradoja: no deja de caminar sabiendo que sus pasos son eso, pasos y que pueden ser sometidos al examen, que el juicio último no es el suyo”. 

Reyes explicó que la vida de quien filosofa es la vida que hace tiempo cuando acoge lo definitivo como su guía y su maestro, sin nunca asumir esa postura, pues se sabe descubridor de su paso, su huella y su impulso en cada una de las cosas. 

“No es su mirada la que hace bellas todas las cosas, pero indudablemente, en su mirada esa belleza transfigura lo que mira, lo que siente inmediatamente, transformándolo en un eco de lo eterno, de lo definitivo que nos habla y nos invita a compartirlo aquí, en el tiempo”, añadió. 

Consideró que para la filosofía no hay tiempos oscuros, aunque los pueda haber de mucha tribulación, pues no han de perderse los ecos de lo definitivo en cada una de las cosas y siempre darán oportunidad a alguien, a quien esté dispuesto a escucharlos, a buscarlos con todo corazón: “lo que me mueve a amar no es un deseo espontáneo que nació de mí, el amor implica el haber sido convocado a ser amado, quedar poseído por aquello que amamos”. 

También consideró que la filosofía, siendo un ejercicio y una disciplina, no es meramente una carrera académica, sino que es un componente de la vida de una persona que quiere tomar en serio las cosas, ser responsable en el examen de ellas, incluso cuando todo parece perdido, oscuro y sin solución. 

“A veces sentimos que jalamos el hilo y se deshace todo, una cosa que hay que hacer para acompañar la vulnerabilidad es hacer saber que eso no es cierto. Ese ‘todo’ es el engaño que te da el miedo, que te da la incertidumbre. Una primera cosa es ayudar a ver que jalaron el hilo y no se les deshizo todo, hay que ayudar a encontrar en dónde se detuvo el hilo, hay siempre algo que va quedando ahí. Siempre queda algo y eso es lo que hay que encontrar. No nos perdamos en el miedo y en su alarma, es importante que le bajemos el volumen a las urgencias de los tiempos que corren para que podamos descubrir el potencial que aún nos pueden dar las cosas, las personas y la vida”, dijo. 

Fortaleciendo el espíritu crítico 

La Primera Jornada de Enseñanza y Didáctica de la Filosofía se organizó como un espacio de reflexión y diálogo en torno a cómo abordar las enseña de las ciencias filosóficas ligadas a distintas disciplinas y fue organizada, además de por el ITESO, por la Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) y la Universidad Autónoma de Chiapas, entidades que forman parte del Grupo Interuniversitario de Estudios en Educación y Didáctica de la Filosofía. 

La apertura contó con la presencia de Marcos del Rosario Rodríguez, director del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (Dsoj) del ITESO; Marysol del Río González, coordinadora de la Licenciatura en Derecho; Ángel Adrián González Delgado, doctor en filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana y profesor de la UAN, y Enriqueta Benítez López, coordinadora docente de Lógica y Argumentación del Dsoj. 

“La cooperación académica es un pilar fundamental para el desarrollo de nuestras disciplinas. La filosofía es más que un conjunto de ideas, es una herramienta para interpretar, transformar y comprender nuestro entorno”, dijo Del Rosario en la inauguración, asegurando que este tipo de eventos fortalecen el espíritu crítico y lo hacen acordé a las realidades de nuestro tiempo. 

Para Benítez López el quehacer filosófico rebasa las aulas de filosofía, pues no solamente es poder recuperar un texto o un autor, también requiere de estrategias especiales para saber cómo trasmitir este conocimiento. “La filosofía es una disciplina del saber en general, que trata de resolver preguntas en todos los ámbitos del conocimiento, es una fiesta para todos y todas”, expresó.